martes, 24 de agosto de 2010

PASOLINI, UNA NERA RABBIA DI POESIA NEL PETTO


El título de esta entrada pertenece a un verso del poema de Pier Paolo Pasolini, "Frammento alla morte", perteneciente al poemario La religione del mio tempo (1961). Lo intercalé tal cual, en italiano, en un poema (columna trunca) que aparece al comienzo de mi poemario Paisaje desde el sueño, que edité hace dos años. Allí decía:

Originada en mí
desde el desolado paisaje de lo vivo,
surge una voz hosca
de una luz púber,
desde la rabbia di poesia nel petto.

La obra de Pasolini, su poesía, ha sido -es- en mi biografía de lector, algo extrañamente necesario que surge de manera imprevista en mi deseo y cada vez que a ella me dirijo, siento su destino, su fuerza innata, pura, la vitalidad de su grito. Leo y releo sus poemas como alimento, ahora espejos, otrora enmarañadas sendas, siempre formas civiles y humanas del decir y del preguntar que me hacen más ciudadano y más hombre.
Iré dando en este blog muestras de mi pasión pasoliniana. Hoy presento una traducción de su poema, "Supplica a mia madre" y añado un video extraordinario que recoge la lectura que hizo del poema el propio Pasolini. Voz unida a las imágenes de su film "Mamma Roma".


SÚPLICA A MI MADRE

Es difícil decir esto con palabras de hijo
a quien cuyo corazón bien poco me asemejo.

Tu eres la única en el mundo que sabe, de mi corazón,
esto que ha sido siempre, antes que cualquier otro amor.

Por eso he de decirte lo que es horrendo conocer:
es de tu misma gracia de donde nace mi angustia.

Eres insustituible. Por eso está condenada
a la soledad la vida que me diste.

Y no quiero estar solo. Tengo un hambre infinita de amor,
del amor de los cuerpos sin alma.

Porque el alma está en ti, eres tú,
pero tu eres mi madre y tu amor es mi esclavitud:

he pasado la infancia esclavo de este sentido
alto, irremediable, de un compromiso inmenso.

Era el único modo de sentir la vida,
el único color, la única forma: ahora todo ha acabado.

Sobrevivimos: y es la confusión
de una vida renacida fuera de la razón.

Te lo suplico, ay, te lo suplico: no quieras morir.
Estoy aquí, solo, contigo, en un futuro abril.



EL INFINITO, de GIACOMO LEOPARDI

  Siempre me fue querida esta yerma colina, Y este seto, que gran parte Del último horizonte excluye a la mirada. Pero sentado y miran...