A UN OLMO
Cuando llego de lejos y conversamos,
él es quien me revela el mundo visitado.
Desde la noche del cielo, se alza la madrugada,
Y la luz de sol alumbrado o apagado
Está en sus ojos que son posada.
Ese poeta eres tú, ¡maestro de la inquietud
Serena!
Tú, inmortal flauta
Que armonizas el viento y adormeces el inmenso
Redil de estrellas en la yerma luz de luna.
Tú, gigante que sueña, ¡perplejo bosque
Donde anidan los pájaros y el tiempo!
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