Cada palabra dicha es la voz de un muerto.
Quien no tuvo cuidado se desoló,
quien no vivió en sí, sino absorto en la voz.
Si ser Hombre es poco, y sólo es grande
dando voz al valor de nuestras penas
y a lo que de sueño y de nosotros queda
del Universo que nos rozó.
Si es más grande ser un Dios, que apenas dice
con la vida lo que el Hombre con la voz:
mayor aún es ser como el Destino
quien por himno tiene el silencio
y cuyo rostro nunca se mostró.
(Poema fechado el 19.IX.1918, sin título, publicado en Poemas de Fernando Pessoa (1915-1920), Imprensa Nacional, 2005)