Cuando vuelva
será de noche cerrada.
Cuando vuelva
las cosas estarán mudas.
Nadie me esperará
en aquel lecho de tierra.
Nadie me acogerá
en aquel silencio de tierra
Nadie me consolará
por todos los pedazos muertos
que llevo conmigo
con resignada impotencia.
Nadie me consolará
por aquellos instantes perdidos
por aquellos sonidos olvidados
que de hace tiempo
viajan a mi costado y adensan
mi respiración y enlodan mi lengua.
Cuando llegue
una rendija apenas
bastará para contenerme y mano ninguna
allanará la tierra
bajo las frías mejillas y ninguna
mano impedirá el apremio
de la pala, indiferente a su ritmo
por aquel extraño final, repugnante.
Podría en aquella noche
vacía acostar mi frente
en tu vasto seno de siempre.
Podría cubrirme
de tu brazo y teniendo
en las manos tu apagado pulso
de hondos pensamientos
de terrores acerados,
podría en aquella noche
volver a sentir
mi cuerpo al lado del tuyo vigoroso
materno
agotado de partos tremendos
desgarrado de largas ligazones.
Pero mucho tarda
mi noche y tú no puedes esperar otra.
Y nadie allanará la tierra
bajo mi costado,
nadie detendrá el apremio
que toman los hombres
delante de un ataúd.
(De Ancestrale, 2013)
(De Ancestrale, 2013)
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