Los árboles nocturnos
tiemblan como una sombra
en la sangre. La sal helada
en la lágrima del frío.
Todo, desnudez de vidrio
nacida en el cuerpo,
y flor de ceniza y nieve.
La distancia es una línea
insatisfecha
en las sílabas del tiempo.
Un enigma de música quebrada,
luz que vacía el crepúsculo.
Y el taxi blanco que es un signo,
el dolor que muerde en el recuerdo
una hora extraña de calles
con brechas transparentes
de olvido.
El astro de la tristeza
y la fiebre oculta de las horas
son un escaparate vacío.
A lo lejos, escindido,
la estrella azul del mar
que no regresa nunca.
(De As certezas do clima, 1996)