I
A ti, ojosazules, estos cantos debe
uno que tiene sed y que en tus labios bebe.
Antiguos como él, como tú nuevos,
no los encontrarás, aunque todo el mundo ruedes.
II
Bigiaretti y sus amigos han visto
poco o nada de ti, mi Musa. Falta,
a una que devuelve la imagen de nosotros,
en tus ojos el color de tus ojos,
azulada luz que por ti he sabido
atrapar intensa de los instantes fugitivos.
Son buenos muchachos. Te han amado
incluso disminuida, incluso cegada.
III
No aquello que de ti escriben debajo.
Lloró y entendió por todos, era tu lema.
(De Mediterranee, 1946)