domingo, 12 de noviembre de 2023

PUNTA DE UN POEMA AÚN NO ESCRITO, de JAUME BRU I VIDAL

 



 ¿A quién lo haré, a quién lo dedicaré?

Hablo, amigos, de un nuevo poema,

un cántico lleno de voces, de mil heridas,

porque los versos, amigos, son igual que espinas

que se clavan en la sangre sin aviso.

Un poema que narre la alegría

si es posible

de un corazón herido de amor y esperanzas,

de una alma agradecida

después de un encuentro entre hermanos.

 

¿A quién lo haré, a quién lo dedicaré?

(Sigo hablando del nuevo poema).

 

¿Puede que a las estrellas poderosas

que iluminan el numen de poetas,

a la tierra que cierra, frondosa

y fecunda, las cenizas de mi hastío,

al aire que me rodea, a la noche azul

que se esparce fusionándose cada día,

al trigo o maná de las palabras,

al rumor que escucho cuando se apagan

los redobles vibrantes de las cigarras,

al agua, al fuego, al viento, al árbol, al hombre?

 

¿A quién lo haré, a quién lo dedicaré?

 

Quisiera dirigirlo a todos. A los que me escuchan

cara a la eternidad, a los que no vienen,

a quien ya habrá leído mis poemas,

a quien querrá el libro para leerlo,

a quien nunca abrirá sus páginas…

(Tengo para mí que todos se unirán algún día

y dirán: ¿quién era aquel que, sin saber

si lo miraban o no, amaba a todos?).

Quiero dirigirlo a todos, porque los silencios

esperan al borde de la vida

que un día la voz de un hermano nuestro

alce los lienzos de la aurora

y despeje las mentes de toda niebla.

 

¿A quién lo haré, a quién lo dedicaré?

 

Creo que estoy abocado a maravillas,

a gritos del agua, o a guitarras desnudas

como mujeres que se escabullen cerca de los codos,

entre voces de esperanzas y cantos de fiesta.

¿Estoy era o estaba? Inútiles crucigramas

me asaltan, penetrantes, al oído

y, en la esquina del verbo, cerca de la pena

pretenden ser una migraña.

 

Creo que estoy abocado…

                                      ¿Estoy o estaba?

Porque esto, amigos, no está muy claro.

 

¿Cómo lo haré, a quién lo dedicaré?

 

¿Cómo lo haré? Ya lo sé. Diré las cosas

como las contaban cuando iba a la escuela,

sencilla y llanamente:

                               «Señor maestro,

apunte en su libro de 'diario'

que aquel niño que iba por la plaza

cree que ya ha llegado al punto».

                                                 Al punto y a la hora.

Aquellos que me conocen lo comprenden.

Los que no me conocen…, ya me conocen.

 

¿A quién lo dedicaré?

                               Creo que las cosas

sujetas a la pura trascendencia

han de hacerse o dejarlas.

Y en la hora y en el punto en que ahora me encuentro

solo cabe una humilde dedicatoria:

«A mi pueblo, que ha hecho que, entre silencios,

vuelva mi nombre al mañana perdurable».


(De Els (retrobats) poemes del 71, 1991)





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