Yo soy el espejo de todo retorno
y el vacío de toda vida.
Siempre alejado atiendo el contorno
donde se funde el tiempo y Dios me olvida.
Yo soy el espejo de todo retorno.
Yo soy de cada instante el confín,
el primer légamo de cada día,
y crezco para deshacerme al fin
en lo Eterno donde dormimos sin acedía.
Yo soy de cada instante el confín.
Yo soy el espejo de todo retorno
y el fulgor de las horas derrotadas,
y sé del pavo que huye del entorno
hacia Sus palabras siempre calladas.
Yo soy el espejo de todo retorno.Del libro, La tendra mà de cada arrel, (Viena, 2005).
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