Al lado de la fuente muero de sed;
caliente estoy como fuego y tirito;
en mi país me hallo en tierra lejana;
junto a un brasero tiemblo ardiendo;
desnudo como un gusano, como un presidente vestido;
entre llantos río y espero sin esperanza;
me consuelo en triste desesperación;
me regocijo y no tengo placer alguno;
poderoso soy sin fuerza ni poder;
bien acogido, de todos rechazado.
Nada me es seguro sino lo incierto;
oscuro, hasta que todo es evidente;
duda no tengo salvo en cosa cierta;
tengo a la ciencia como accidente súbito;
gano todo y sigo perdiendo;
Al alba digo: “¡Dios os dé las buenas noches!”
recostado boca abajo, temo caer;
tengo algo si no tengo nada;
espero herencia y de nadie heredo;
bien acogido, de todos rechazado.
Nada me preocupa si me esfuerzo
en adquirir bienes y no reclamarlos;
quien mejor me dice es quien más me engaña;
amigo mío es quien me hace saber
de un cisne blanco que es un cuervo negro;
y quien me daña creo que puede ayudarme;
bulo, verdad, hoy me es todo uno;
recuerdo todo, nada sé expresar;
bien acogido, de todos rechazado.
Príncipe clemente, os plazca saber ahora
que mucho entiendo y no tengo sentido ni conocimiento:
soy parcial, comulgo con todas las leyes.
¿Qué más sé? ¿Qué? recibir los bienes,
bien acogido, de todos rechazado.
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