I
Después de los incendios las lluvias
Hacen que las plantas surjan
Lumbres vegetales y volcánicas
Verdes como el fuego
Rápidamente descienden en concisos cráteres
Y la savia
Y derraman perfume como lava
Y si quisiéramos incendiar animales enormes
No regresarían. Pero la muerte
En las plantas es su infancia
Nueva. Los tallos se alzan
Henchidos de crías recientes
También los corazones de los hombres arden
Beben vino, leche y agua y no apagan
El amor
II
Estoy dentro de paredes blancas.
Cuatro paredes: mi celda,
El frío, la soledad, mi catre.
La luz entra siempre de noche.
No tenía nada de donde vine. Aquí no encontré
Lo que tuve y la silla no sirve a mi reposo.
Todavía no hay lugar en el mundo donde encuentre sosiego de
que tú no seas
El vacío que persiste a mi vera.
Tengo un pequeño sueño de una ventana para abrir:
¡Y qué paisaje no sería estar feliz!
III
No fui margen sin otro margen donde unir los brazos
pero fui el tiempo suelto para trenzar mi pelo
y el movimiento de tus pies descalzos
No fui la soledad entera ni recluida
Para el único reposo entre el silencio
Ni fui la flor exhausta defendiéndose
De toda mano que la quiso deshojar
No fui la casa que a sí misma se abrigó
Ni la morada que nunca se acogió
Sino el tiempo pidiendo que me dejase
En aquello que no fui vine a encontrarme
Y siempre que te vi recomencé
IV
EXPLICACIÓN DE RICARDO REIS
Los ríos amo, lidia, lentos
Y largos sobre el suelo.
Que un día los niños bañándose en ellos
Se secan al sol y corren.
Y por la velocidad pueden
A los astros compararse.
(De Explicação das Àrvores e de Outros Animais, 1998)
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