De todo amador la fe
es más bien siempre insegura.
Llora, promete y jura,
pide, y cambia de amor,
es fácil decir que muere,
también fácil de engañar.
Pero no se ruboriza
quien un dulce afecto olvida,
como el traicionar no sea
grande culpa en el amar.
(De Siroe, re di Persia, atto primo, scena quinta, 1728)
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