domingo, 20 de abril de 2025

LA ROSA BLANCA, de ATTILIO BERTOLUCCI



Recogeré para ti

la última rosa del jardín,

la rosa blanca que florece

en las nieblas primeras.


Las ávidas abejas la han visitado

hasta ayer,

pero aún conserva su dulzura

que hace temblar.


Es un retrato tuyo a los treinta años,

un tanto desmemoriada, como estarás tú entonces.


(De Fuochi in novembre, 1934)




EL EMIGRANTE, de JACINT VERDAGUER

 


Dulce Cataluña,

patria de mi corazón,

cuando de ti se aleja

de añoranza se muere.

 

I

Hermoso valle, cuna de mi infancia,

blanco Pirineo,

márgenes y ríos, ermita suspendida en el cielo,

¡por siempre adiós!

Arpas del bosque, pinzones y jilgueros,

¡cantad, cantad!

Llorando digo a los bosques y riberas:

¡hasta siempre!

 

II

¿Dónde encontraré tus climas saludables,

tu cielo dorado?

¡Pero, ay, pero ay! ¿dónde hallaré tus cimas,

bello Montserrat?

En parte alguna veré, ciudad de Barcelona,

tu Seu hermosa,

ni esos alcores, alhajas de la corona

que Dios te puso.

 

III

Adiós, hermanos; adiós, padre,

¡No os veré más!

¡Oh! ¡si en el fosal donde yace mi dulce madre,

yo el lecho tuviera!

¡Oh marineros, el viento que me destierra

que me hace sufrir!

Estoy enfermo, ¡pero ay! ¡volvedme a tierra

que allí quiero morir!


(De Pàtria, 1888)




EL INFINITO, de GIACOMO LEOPARDI

  Siempre me fue querida esta yerma colina, Y este seto, que gran parte Del último horizonte excluye a la mirada. Pero sentado y miran...