Tú,
que podrías ser Joâo Velho
Allá adelante, distante y amigo,
presientes a tu señor El-Rey,
Don Sebastián.
Tú,
que andas en una tierra remota
y te llaman Jean Vieilh.
Rememoras aquellos días
tan tristes de Auvernia
mientras escuchas por primera vez
-inmensa y rara-
la voz del dios del río:
Mississipi.
Tú,
John Oldman,
bucanero en Tortuga:
el mismo Henry Morgan
ha de disparar por ti.
Tú,
que debes ser Juan el Viejo
allá en las tierras de Soria:
afuera labran los bueyes
el centeno del Faidor.
Y tú,
qué extraño,
llamarte Xuan Bello
y estar aquí, en Oviedo,
vertiendo visiones oscuras
al asturiano claro.
Saber que tu patria
siempre queda ahí:
allí donde tú no estás.
(De Los nomes de la tierra, 1991)