Aquí, delante de mí,
Yo, pecador, me confieso
De ser así como soy.
Me confieso lo bueno y lo malo
Que va al timón de la nave
En esta deriva en que marcho.
Me confieso
Poseído
De virtudes teologales
Que son tres,
Y de pecados mortales,
Que son siete,
Cuando la tierra no repite
Que son más.
Me confieso
El dueño de mis horas.
O de las cuchilladas ciegas y rabiosas,
Y de las ternuras lúcidas y mansas,
Y de ser de cualquier modo
Andanzas
Del mismo todo.
Me confieso ser charco
Y luna de charco, la amalgama.
Ser la cuerda del arco
Que lanza las saetas hacia arriba
Y por debajo de mi alzada.
Me confieso ser todo
Lo que pueda nacer en mí.
De tener raíces en el suelo
De mi propia condición.
Me confieso de Abel y de Caín.
Me confieso ser hombre.
Ser un ángel caído
Del cielo que Dios gobierna;
Ser un monstruo salido
Del hueco más hondo de la caverna.
Me confieso ser yo.
¡Yo, tal cual vengo
Para decir que soy yo
Aquí, delante de mí!
( De O Outro Livro de Job, 1936)
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