Ya se abre dentro de mis dedos el deseo azul.
Poco a poquito nuestros deseos y alientos,
llenando de alegría nuestra piel madura, se transfiguran
de seda transparente como un velo.
Esas líneas blancas, horizontales,
cubren de lujuria mi vida.
Este volverse allí y dejar un beso
seco como el erizo sobre las rocas
me dan escalofríos. El grito de nuestra
gavilla coquinosa de esperanzas
engendra cosquillas bajo los pies
de nuestra paz inconcisa, miedosa
como el silencio que engendra la nieve.
(De La carn i el goig, 2017)
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