Voz humilde y perenne
rendido cántico
del dolor en el tiempo,
que en todo sitio alcanzas
y en todo sitio tocas,
vana es nuestra música
demasiado grave, la destruyes;
por ti tan solo quisiéramos
el bálsamo desconocido, la venda…
pero están clavados
ante tu llanto los brazos
y no podemos sino ofrecerte
el rezo y la angustia.
(De La seta ed altre poesie inedite e sparse, 1984)
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