I
De repente me he sentido
tan cansada. No quiero
más palabras: me obsesionan
y me colapsan. Tengo un dolor
en la base del cuello de leer tanto.
Ansío sentirlo
todo con el tacto.
Fuera en el jardín, el aire
me llena los ojos. Siento
en los dedos los pétalos olorosos
de las rosas, el terciopelo suave
de un pensamiento.
La tarde
como una gran anémona
de luz morada, se cierra
a mi alrededor.
II
Dentro de la noche,
en albas de silencio,
confrontamos voces,
esquirlas de recuerdos
III
Y el tiempo
en las manos
se vuelve cera
Y cada cual
lo conforma
y lo hace suyo.
(De L'arrel de l'aigua, 1995)
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