Si hace falta que aún te vea, mi lugar y fe primera,
que sea un día de otoño y a toque de estrellas
y el labrador, hecho sombra, haya dejado atrás
la página bien escrita de versos paralelos.
Y al amparo de la tarde, que alguna voz muy pura
desgrane la melodía que oyó mi cuna
antes que sin términos ni añadidura
no niegue mis párpados la noche de la que salí.
(De Absència, 1957)
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