sábado, 3 de diciembre de 2022

DOS POEMAS, de MIQUEL DE PALOL

 



APARIENCIAS


Cuando regresó a Ítaca Ulises

fue asesinado como Agamenón,

que con todos y cada uno de sus pretendientes

Penélope había copulado.

El ejemplo no quedaba nada bien

y copistas alejandrinos lo modificaron.


Conejillo de Indias del mismo Dios,

Abraham mató a su hijo, pero los frailes

del año Mil corrompieron el desenlace

porque el ejemplo había hecho estragos.


Jesucristo no fue nunca crucificado,

sino que estableció

una muy próspera copisteria

que le aseguró el control de la Historia.


Del reino de los muertos salvada por ningún Heracles

la bella Alceste no regresó nunca,

ni Eurídice, por contra, se quedó en los infiernos,

pero Orfeo vengativo se salvó en la crónica

de aquella gritona, grasosa, cruel matrona

en que de vieja se había convertido.


Rimbaud no fue Mediterráneo allende

a hacer contrabando de armas, sino que, transformado,

fue el autor secreto de los que creemos que son

los primeros textos de Paul Valéry.


Hitler no se mató en el sótano del Reichstag,

sino que lo colgó, en otro confortable

del centro de Moscú, Víktor Abakúmov

delante mismo de Stalin i Beria.


Aquí tenéis el fantasma del alma,

de la memoria y de la fe, enigmas de agua:

que el efecto de caer del caballo llegando a Damasco

fue de la hostia en la cabeza de Saulo,

y la  cantada ira del Pélida Aquiles

no le sirvió para que viniera

a besarle las manos un melancólico viejo,

sino para que lo cazara por el pie certero,

el procaz arquero.



NOSTALGIA


Mañana saldremos de este país lejano.

Es una certeza que no regresaremos aquí nunca más.

¿Qué habría de suceder para resquebrajarla?

Ahora nos parece una forma sensual de muerte.

Quién sabe el recuerdo qué querrá hacer con ella.



( De Alguns paisatges, 2018)


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