APARIENCIAS
Cuando regresó a Ítaca Ulises
fue asesinado como Agamenón,
que con todos y cada uno de sus pretendientes
Penélope había copulado.
El ejemplo no quedaba nada bien
y copistas alejandrinos lo modificaron.
Conejillo de Indias del mismo Dios,
Abraham mató a su hijo, pero los frailes
del año Mil corrompieron el desenlace
porque el ejemplo había hecho estragos.
Jesucristo no fue nunca crucificado,
sino que estableció
una muy próspera copisteria
que le aseguró el control de la Historia.
Del reino de los muertos salvada por ningún Heracles
la bella Alceste no regresó nunca,
ni Eurídice, por contra, se quedó en los infiernos,
pero Orfeo vengativo se salvó en la crónica
de aquella gritona, grasosa, cruel matrona
en que de vieja se había convertido.
Rimbaud no fue Mediterráneo allende
a hacer contrabando de armas, sino que, transformado,
fue el autor secreto de los que creemos que son
los primeros textos de Paul Valéry.
Hitler no se mató en el sótano del Reichstag,
sino que lo colgó, en otro confortable
del centro de Moscú, Víktor Abakúmov
delante mismo de Stalin i Beria.
Aquí tenéis el fantasma del alma,
de la memoria y de la fe, enigmas de agua:
que el efecto de caer del caballo llegando a Damasco
fue de la hostia en la cabeza de Saulo,
y la cantada ira del Pélida Aquiles
no le sirvió para que viniera
a besarle las manos un melancólico viejo,
sino para que lo cazara por el pie certero,
el procaz arquero.
NOSTALGIA
Mañana saldremos de este país lejano.
Es una certeza que no regresaremos aquí nunca más.
¿Qué habría de suceder para resquebrajarla?
Ahora nos parece una forma sensual de muerte.
Quién sabe el recuerdo qué querrá hacer con ella.
( De Alguns paisatges, 2018)
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