miércoles, 28 de febrero de 2024

EPITAFIO A FRANCESCO BRACCI y EPIGRAMA DE UNA ESCULTURA, de MICHELANGELO BUONARROTI

 



                                           I

Si estuve vivo, tu solo, piedra, lo sabes,

que a quien me encierra y a quien me recuerda

les parece soñar: si la muerte es rápida y se ceba,

aquel que fue parece nunca haber sido.

 

 

                           II

Querido me es el sueño y más el ser de piedra,

mientras el daño y la vergüenza duran;

no ver, no sentir me es gran ventura;

pero no me despiertes, por favor, habla en voz baja.


(De Rime, 1623)





lunes, 26 de febrero de 2024

TRES POEMAS, de JOAN PERUCHO

 


De una lápida en Eyub

 

Has muerto acorralado por la sombra.

Ha entrado, deslizándose

por las puertas cerradas.

 

Los perros han aullado hasta el amanecer

cuando un grande viento se ha alzado.

 

 

El alba de la noche

 

El principio era el verbo,

la lengua intacta y pura.

Abro la puerta. Allí esta Muntaner

hablando el catalán de les Blanquernes.

Ahora, un mirlo me mira fijamente.

 

Estoy en esta tan florida tierra.

Llull y Ausiàs March resuenan a Levante,

resuenan a Poniente hasta el anochecer.

Tierra y confines de catalanes,

una abubilla no para de mirarme.

 

Escucho con atención en este instante,

canta la lengua alegremente.

Ahora, la noche es pleno mediodía.

 

Resuena en el pecho esta noche,

resuena al alba de la noche.

Resonará ahora y siempre.

 

 

(El paréntesis griego

                I

             Safo

Eros de nuevo, embriagante, me arrastra,

animal dulce-amargo, irresistible

 

               II

Simónides de Ceos

También la muerte persigue

a quien huye del combate.

 

              III

Alceo de Mitelene

Si quieres decir lo que quieres,

escucharás también

lo que no quieres.

 

               IV

Oráculo de Delfos

Venía la palabra

desde la detenida

lejanía;

se ahogaba el aire

de maldad

pues la rosa no era flor

ni afilada espada el labio.)


(De La Medusa, 1987)




martes, 20 de febrero de 2024

LA SEÑAL, de TOMÀS GARCÉS


 


El gorrión alzará la tibieza del nido.

Y el ruiseñor sus torres frágiles.

Las abejas, con aguijón de oro,

coserán a vuelos el aire.

Y bajo el cielo tan liso tus ojos azules serán

aún más azules.

 

Pero antes, el tronco del tilo

ha de elevar la savia.

Pálido grumete de sueño, fantasma de cristal,

desplegará en la punta de las ramas

-¡Oh, verde barco adornado!-

los pañuelitos trémulos del follaje.


(De El senyal, 1935)





EL INFINITO, de GIACOMO LEOPARDI

  Siempre me fue querida esta yerma colina, Y este seto, que gran parte Del último horizonte excluye a la mirada. Pero sentado y miran...