De una lápida en Eyub
Has muerto acorralado por la sombra.
Ha entrado, deslizándose
por las puertas cerradas.
Los perros han aullado hasta el amanecer
cuando un grande viento se ha alzado.
El alba de la noche
El principio era el verbo,
la lengua intacta y pura.
Abro la puerta. Allí esta Muntaner
hablando el catalán de les Blanquernes.
Ahora, un mirlo me mira fijamente.
Estoy en esta tan florida tierra.
Llull y Ausiàs March resuenan a Levante,
resuenan a Poniente hasta el anochecer.
Tierra y confines de catalanes,
una abubilla no para de mirarme.
Escucho con atención en este instante,
canta la lengua alegremente.
Ahora, la noche es pleno mediodía.
Resuena en el pecho esta noche,
resuena al alba de la noche.
Resonará ahora y siempre.
(El paréntesis griego
I
Safo
Eros de nuevo, embriagante, me arrastra,
animal dulce-amargo, irresistible
II
Simónides de Ceos
También la muerte persigue
a quien huye del combate.
III
Alceo de Mitelene
Si quieres decir lo que quieres,
escucharás también
lo que no quieres.
IV
Oráculo de Delfos
Venía la palabra
desde la detenida
lejanía;
se ahogaba el aire
de maldad
pues la rosa no era flor
ni afilada espada el labio.)
(De La Medusa, 1987)