domingo, 29 de noviembre de 2020

RAPALLO, de CAMILLO SBARBARO

 




De lo húmedo de la noche que se estanca en vapor sobre el golfo, Rapallo emerge al alba, lustroso archipiélago de tejados.

Se deshacen bajo las lluvias de mayo los últimos festones de glicinas. Se respira en el aire, agrio, el olor a heno fresco.

Los olivares trepan los cerros semejantes a rebaños que serán trasquilados. Por la noche, la campiña terrosa y cálida estalla en luciérnagas.


( De Trucioli, Firenze, 1920)

sábado, 28 de noviembre de 2020

FRÍO MATINAL, de JOSEP CARNER

 



Muerta, la punta de mis dedos. El frío

con sus finas agujas me enzarza.

Veo -frotando los cristales- , en el huertecillo,

coles de cartón que glasea la helada.


(De "Llunari", Poesia, 1957)



miércoles, 11 de noviembre de 2020

DE LA ATLÁNTIDA, de JACINT VERDAGUER

 





Y saboreando el tibio recuerdo de sus abrazos,

como viuda parecía decirle:  ̶ ¡Oh, Atlántida, ¿dónde estás?

Ayer tarde me adormecí en tus brazos, como solía,

y hoy los míos, fríos de estremecimiento, no te encuentran.

 

¿Dónde estás? ̶  ¡Ay! allá donde la hermosa seducía los corazones

el mar respondía: anoche la tragué;

¡aléjate! Deseo yacer sobre las tierras por siempre.

¡Ay de ellas! ¡Ay, si me alzo para ensanchar mi lecho! ̶


El Todopoderoso abalanzó su pesada mano

y el mar engulló el cadáver de un trago,

quedando solo el Teide, dedo de su férrea mano,

que parece decir a los hombres: ̶ ¡Aquí fue la Atlántida!


(De L'Atlàntida, 1877)


sábado, 7 de noviembre de 2020

IMPERIO DE UNA LÁGRIMA, de JOAN PERUCHO




 


Una sonrisa no arraiga en un desierto amargo.

Abandonad las horas alejadas

o la mirada vagabunda

bajo la ceniza leve de los amores que murieron

como una boca que sangrara a otra boca.

 

Hacia un cielo inocente,

junto a las manos nocturnamente hermanas,

el alba crece y sostiene los rubíes de la sangre,

no la triste, sorda esperanza.

Dejad, entonces, a las sombras su compañía,

su oscura medida,

y hospedad el recuerdo en una lágrima.


(De Sota la sang, 1947)





EL INFINITO, de GIACOMO LEOPARDI

  Siempre me fue querida esta yerma colina, Y este seto, que gran parte Del último horizonte excluye a la mirada. Pero sentado y miran...