Cambian los tiempos, cambian voluntades,
cambia el ser, se trueca la confianza;
todo el mundo se ordena a la mudanza,
tomando siempre nuevas cualidades.
Continuamente vemos novedades,
diferentes en todo a la esperanza;
del mal quedan penas en remembranza,
y del bien (si alguno hubo), las saudades.
La edad cubre el suelo de verde manto,
que ya envuelto fue de nieve fría,
y, en fin, convierte en llanto el dulce canto.
Y, a más de este cambiarse cada día,
otra mudanza hace de amor espanto,
que no se muda ya como solía.
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