domingo, 28 de agosto de 2022

AHORA QUE AÚN PUEDO SENTIRME PADRE DE MI PADRE, de VICENTE ARAGUAS




En esta habitación de techo tan alto

como los suspiros de las muchachas que nos quisieron

como el sol en mitad del verano

repitiéndose en un río cudaloso.

En esta casa de vivos donde vamos tan firmes

porque somos pasado que no desea arder,

periquitos de montes,

espadas con que amar.


En este rostro perplejo cuando tantas preguntas

ni siquiera son nuestras

sino los altos techos

de la casa que nos lleva, corazón del verano.


(De Xuvia revisitada, 2008)




miércoles, 24 de agosto de 2022

"DONDE HAY UN CRUCERO...", de ALFONSO R. CASTELAO

 



Donde hay un crucero hubo siempre un pecado, y cada crucero es una oración de piedra que hizo bajar un perdón del Cielo, por el arrepentimiento de quien lo pagó y por el gran sentimiento de quien lo hizo.

¿Te has fijado en nuestros cruceros aldeanos? Pues fíjate.

La Virgen de la Angustias, enclavada en el reverso de muchas cruces de piedra, no es la Piedad de los escultores, es la Piedad creada por los canteros.

Nuestros canteros, dejándose llevar por el sentimiento, no podían imaginar un hombre en el regazo de la madre.

Para los artistas canteros Jesucristo siempre es pequeño, siempre es el Niño, porque es el Hijo, y los hijos siempre somos pequeños en los regazos de nuestras madres.

Reparad en los cruceros y descubriréis muchos tesoros.


(De Cousas, 1926)





miércoles, 17 de agosto de 2022

POEMA, de MONTSERRAT ABELLÓ




                I

De repente me he sentido
tan cansada. No quiero
más palabras: me obsesionan
y me colapsan. Tengo un dolor
en la base del cuello de leer tanto.
Ansío sentirlo
todo con el tacto.

Fuera en el jardín, el aire
me llena los ojos. Siento
en los dedos los pétalos olorosos
de las rosas, el terciopelo suave
de un pensamiento.

                             La tarde
como una gran anémona
de luz morada, se cierra
a mi alrededor.

               II

Dentro de la noche,
en albas de silencio,
confrontamos voces,
esquirlas de recuerdos

               III

Y el tiempo
en las manos
se vuelve cera

Y cada cual
lo conforma
y lo hace suyo. 


(De L'arrel de l'aigua, 1995)




EL INFINITO, de GIACOMO LEOPARDI

  Siempre me fue querida esta yerma colina, Y este seto, que gran parte Del último horizonte excluye a la mirada. Pero sentado y miran...