jueves, 18 de mayo de 2023

LA LLUVIA, de CELSO EMILIO FERREIRO

 


Por este tiempo llega

al lejano país que es mi patria,

la lluvia que redobla en las ventanas.

Tiene cintura de flor diluida en la niebla,

desde un rosal secreto.

 

Desciende

con vaguedad de nieve perezosa,

implacable tacto,

los ojos acaricia y construye

paisajes submarinos.

 

Trae consigo un temblor

de luz en los párpados

y deja el valle poblado de espejos.

 

La recuerdo en mis sueños,

remota hermana mía de otoño,

bajando humildemente desde las cumbres

con alas sosegadas.

 

Algo pasa,

algo comienza ahora.

El oro puro del bosque se incendia,

se acercan los álamos,

hay música en los caminos,

vienen los pájaros,

el aire se atesta de arpas.

 

Y no puedo seguir porque me llueve

una tarde de otoño allá muy dentro.


( De Autoescolha poética, 1972)




jueves, 11 de mayo de 2023

CONTEMPLACIÓN DE LA BELLEZA o EL BUEY, de GIOSUÈ CARDUCCI

 



Te amo, oh piadoso buey; y un sentimiento manso

de vigor y de paz a mi corazón infundes,

oh qué solemne, como un monumento,

miras los campos libres y fecundos.

 

Oh, que al yugo inclinándote contento

la ágil obra del hombre gravemente secundas:

él te reprende y te golpea, y tú con el lento

giro de tus pacientes ojos respondes.

 

De tu larga nariz húmeda y negra

humea tu espíritu, y como un himno feliz

el mugido en el sereno aire se pierde;

 

Y del grave ojo glauco dentro de la austera

dulzura se refleja amplio y quieto

el divino silencio verde de los campos.


(De Rime nuove, 1887)





domingo, 7 de mayo de 2023

DEL CANTO V DE «OS LUSIADAS» , de LUÍS DE CAMÕES

 



 

                              III

Ya la vista, poco a poco, se destierra

de aquellos montes patrios, que quedaban;

quedaba el amado Tajo y la fresca sierra

de Sintra, y en ella los ojos se alargaban.

Quedaba también en la amada tierra

el corazón, que las penas allá dejaban.

Y, ya después que toda se escondió,

no vimos más, en fin, que cielo y mar.

 

                              IV

Así fuimos abriendo aquellos mares,

que ninguna generación abrió,

las nuevas islas viendo y nuevos aires

que el generoso Enrique descubrió;

de Mauritania los montes y lugares,

tierra que Anteo en un tiempo poseyó,

dejando a mano izquierda, que a derecha

no hay certeza de otra, sino sospecha.

 

                              VII

Pasamos el límite adonde llega

el Sol, que hacia el Norte los carros guía;

donde yacen los pueblos a quien niega

el hijo de Clímene el color del día.

Aquí gentes extrañas lava y riega

del negro Sanagá la corriente fría,

donde el Cabo Arsinario el nombre pierde,

llamándose por los nuestros Cabo Verde.

 

                              XVI

Te contaré largamente las peligrosas

cosas del mar, que los hombres no entienden,

súbitas tormentas temerosas,

relámpagos que los aires en fuego encienden,

negros chubascos, noches tenebrosas,

bramidos de truenos, que el mundo hienden,

no menos es trabajo que gran yerro,

aunque tuviese la voz de hierro.

 

                              XXIII

Si los antiguos Filósofos, que andaran

tantas tierras, por ver el secreto de ellas,

las maravillas que yo pasé, pasaran,

a tan diversos vientos dando velas,

¡qué grandes escrituras que dejaran!

¡Qué influencia de signos y de estrellas,

qué extrañezas, qué grandes cualidades!

Y todo, sin mentir, puras verdades.

 

                              XXIV

Mas ya la luna, que el cielo primero

habita, cinco veces apresada,

ahora medio rostro, ahora entero,

muestra, según el mar surca la armada,

cuando de la etérea gavia un marinero,

atento con la vista: «Tierra, tierra», grita.

Salta a bordo alborozada la gente,

con los ojos en el Horizonte del Oriente.

 

                              XXV

A manera de nubes se comienzan

a descubrir los montes que avistamos;

las anclas pesadas se aderezan;

las velas, ya llegados, amainamos.

Y, para que más ciertas se conozcan

las partes tan remotas donde estamos,

por el nuevo instrumento del astrolabio,

invención de sutil juicio y sabio.




miércoles, 3 de mayo de 2023

AUTORRETRATO, de UGO FOSCOLO

 



Tengo la frente surcada, los ojos hundidos, intensos,

pelirrojo, pálidas mejillas, aspecto audaz;

labios carnosos pronunciados, dientes tersos,

cabeza inclinada, bello cuello y amplio pecho;

proporcionados miembros; vestir sencillo, elegante;

rápidos los pasos, los pensamientos, los actos, los acentos,

sobrio, humano, leal, pródigo, franco;

contra el mundo yo, él contra mí:

audaz de lengua y a menudo en los actos;

triste los más días y solo, pensativo siempre,

irascible, inquieto, tenaz:

de vicios y de virtudes rico, alabo

la razón, pero luego corro donde el corazón desea:

solo la muerte me dará fama y descanso.


(Nuovo Giornale dei letterati, 1802. Pisa) 




EL INFINITO, de GIACOMO LEOPARDI

  Siempre me fue querida esta yerma colina, Y este seto, que gran parte Del último horizonte excluye a la mirada. Pero sentado y miran...